Nos lo hemos planteado, una vez más, en este comienzo de curso. Una elección en el origen de la Filosofía y la Ciencia. ¿Cuál debe ser nuestra principal apuesta? De un lado, tenemos la reconfortante y, siempre autocomplaciente, felicidad de la ignorancia. Del otro, la compleja y, en ocasiones indigesta, dureza de la verdad. Ya lo decía Nietzsche: la gran pregunta es… ¿cuánta verdad eres capaz de soportar? La respuesta de Carl Sagan nos invita hacia el viaje más heroico, el viaje de la reflexión y el conocimiento.
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